martes, 30 de octubre de 2012

La Epilepsia y sus Implicaciones sobre las Encías



LA EPILEPSIA Y SUS IMPLICACIONES SOBRE LAS
ENCÍAS



La definición de epilepsia fue acuñada por el neurólogo inglés John H. Jackson, a fines del siglo XIX, y es la que está vigente hasta nuestros días: “una descarga súbita, rápida y excesiva de las células cerebrales“
La epilepsia tiene su origen en unos cambios breves y repentinos del funcionamiento del cerebro.
Por esta razón, se trata de una afección neurológica, causado por una descarga neural excesiva y temporal.
La epilepsia se caracteriza por episodios discretos que suelen repetirse, en los cuales hay disturbios de movimiento, sensaciones, comportamiento anormal, percepción y/o conciencia.
En general tardan más de 5minutos y constituyen en una situación de riesgo para la vida del paciente, debido a la hipertermia y acidosis.

¿Por qué se produce?

La epilepsia es un trastorno con muchas causas posibles.
Cualquier cosa que impida el patrón de actividad neuronal normal puede conducir a la aparición de una crisis epiléptica.
Algunas personas epilépticas tienen una cantidad más alta de neurotransmisores activos (sustancias encargadas de conducir el impulso nervioso entre las neuronas), lo cual incrementa la actividad neuronal.
En otros se ha observado una cantidad baja de inhibidores de dichos neurotransmisores, lo cual también aumenta la actividad neuronal.
En ambos casos aparece la epilepsia.
Las epilepsias idiopáticas
Se denominan así cuando no se conoce la causa que las produce, demostrándose en muchos casos un factor genético.
Las epilepsias sintomáticas
Se denominan así cuando se puede demostrar la causa de la epilepsia que puede ser debida a múltiples factores de tipo malformativo, infeccioso, hemorrágico, tumoral, traumático, etc que puede haberse producido en cualquier época de la vida.
En la atención odontológica de un paciente con epilepsia es importante reconocer la existencia de posibles factores desencadenantes de crisis epilépticas.
Se deben tomar todas aquellas las medidas conducentes a su manejo y prevención.
Los principales factores desencadenantes de crisis epilépticas son:
Ansiedad y estrés; es una situación frecuente que se origina en consulta de odontología y se deben tomar todas las medidas de relajación con psicoterapia o farmacología para el control de las misma.
El odontólogo debe asegurarse de la correcta administración de los fármacos.
Proceso infeccioso intercurrente, la existencia de un proceso febril puede elevar el riesgo de desarrollar crisis epiléptica.
Privación de sueño, constituye un factor de riesgo epiléptico importante.
Se debe aconsejar al paciente para evitar la privación voluntaria.
Consumo de alcohol o excitantes; pueden desencadenar crisis epilépticas e interferir negativamente con la eficacia de la medicación antiepiléptica.
Menstruación; durante la menstruación se pueden desencadenar crisis epilépticas.
Hay algunas crisis que solo se presentan durante la menstruación (epilepsia catamenial).
Hipoglucemia; puede ser de forma aislada un factor desencadenantes de crisis por se incluso en paciente previamente no epiléptico.
En sentido, se debe recomendar todos aquellos medida conducentes a la prevención de situación de hipoglucemia.
Deshidratación; es otro factor que puede desencadenar crisis sobre todo en niños.
Hiperventilación, de forma mantenida puede desencadenar crisis epilépticas.
En Neurofisiología se utiliza para activar posibles focos epilépticos en el EEG.
Luces intermitentes; la foto estimulación con una determinada frecuencia de disparo puede desencadenar crisis.
Trastorno gastrointestinales; puede interferir en la absorción de fármacos antiepiléptico.
Fármacos; determinados medicamentos pueden ejercer un efecto epileptógeno. Especialmente por vía intravenosa y altas dosis entre ellos antibióticos (ciprofloxacino), analgésicos narcóticos (fentanil, pentazocina, meperidina).
Reflejos específicos, existe algún tipo de crisis de carácter reflejo como las desencadenadas por la deglución, la masticación, etc., que puede presentar durante el acto de la intervención dental.
Recomendaciones antes del inicio de intervención dental.
Es aconsejable realizar una breve historia clínica de las crisis al paciente o acompañante, conocer la existencia de pródromos o aura.
Así como posibles factores desencadenantes de las crisis y medicación antiepiléptica.
En ocasiones, puede solicitarse información complementaria al neurólogo que este llevando regularmente al paciente.
Se ha de intentar evaluar aspectos generales del paciente; lesiones provocadas por traumatismos o caídas debidas a las crisis epilépticas, efectos de la medicación (alopecia, hirsutismo, rash cutáneos, etc.).
En la exploración bucal se valorará especialmente la existencia de deformidades en cavidad oral, patología en las encías (hipertrofia gingival) y condiciones higiénicas bucales.

¿Qué es una Fístula Intraoral?



¿QUÉ ES UNA FISTULA INTRAORAL?




Una fístula es, por definición, la abertura en mucosa o piel de una vía de drenaje que el propio organismo crea, para permitir la salida de material purulento hacia el medio externo y permitir el drenaje natural de un absceso.
La causa de las fístulas es, por lo tanto, un proceso infeccioso que provoca una colección localizada de pus y exudado en alguna parte del cuerpo.
En la cavidad bucal, la mayoría de las fístulas tienen su origen en la necrosis de la pulpa con la consiguiente formación de un absceso periapical o en abscesos de origen periodontal.
Asimismo, un buen número de fístulas en piel en la región facial tienen el mismo origen.
La evidencia clínica de la fístula es una especie de "punto blanco" o "grano (barro)" que al tocarlo elimina pus.
Este "punto blanco" usualmente se produce luego de pasar por un periodo de mayor dolor o inflamación de la zona.
Al producirse la fístula el pus acumulado en el interior es expulsado (no totalmente) hacia afuera, descomprimiendo y aliviando la zona afectada.
La aparición de una fístula indica la existencia de infección en el hueso.
La fístula es la comunicación de la zona infectada en el hueso con el exterior y se suele manifestar como un puntito rojo o blanco en la encía.
Fístula formada a partir de un absceso dentario apical, propagado a través del hueso alveolar hacia el seno maxilar, suelo bucal, bóveda palatina, vestíbulo oral o piel
Las causas más comunes de aparición de una fístula son:

  •  Una periodontitis apical.
  •  Una fisura o fractura radicular.

La periodontitis apical, es causada por una pulpa enferma.
A partir de una pulpitis se puede necrosar la pulpa y si no eliminamos el tejido enfermo de la pulpa, antes o después saldrán las bacterias y sus productos de desecho (toxinas) a través de la raíz del diente.
El resultado será la inflamación e infección de los tejidos que rodean la raíz (hueso alveolar y ligamento periodontal), causando una periodontitis apical.
Con el paso del tiempo esta infección se extenderá formándose una fístula.
Fracturas y fisuras radiculares, son un mal pronóstico en endodoncia.
La fractura de una raíz condiciona mucho el tratamiento de endodoncia.
Dependiendo de la localización será viable o no la conservación del diente fracturado.
Las fisuras radiculares son más difíciles de diagnosticar ya que la raíz aparentemente está intacta.
Estas se pueden localizar en el 1/3 inferior, medio, superior o extenderse a lo largo de toda la raíz.
El tratamiento de un diente fisurado con sintomatología (dolor, fístula, absceso) es lamentablemente en muchas ocasiones la extracción.
Una fistula dental debe ser tratada por un odontólogo, puede ser de origen de un diente en mal estado, por lo que es necesario tratarlo.
Si con radiografías se ve un foco muy grande y a la vez hay movilidad dentaria, lo indicado es realizar la extracción.
En la actualidad, el dolor de una pieza dentaria o la presencia de una fístula ya no es motivo para extraerse los dientes.
En la cavidad bucal, la mayoría de las fístulas tienen su origen en la necrosis de la pulpa con la consiguiente formación de un absceso periapical o en abscesos de origen periodontal.
Asimismo, un buen número de fístulas en piel en la región facial tienen el mismo origen.
En éste último caso, la O.M.S. las clasifica dentro de los abscesos.
Abcesos periapicales con fístula.
Además de la mucosa oral o piel, un absceso de origen dentario puede llegar a drenar en senos maxilares o en la cavidad nasal.
El sitio de drenaje o fístula generalmente se presenta cerca del diente afectado, la mayor parte por vestibular, en la encía insertada.
En ocasiones, cuando la raíz está muy inclinada hacia palatalino, el drenaje puede producirse por el paladar.
Sin embargo, en ocasiones es posible observar fístulas que se presentan a distancia de su sitio de origen, por lo que clínicamente se deben de revisar todas las piezas dentarias y estructuras orales.
En el caso de fístulas extraorales de origen dentario, aproximadamente el 80% de ellas se presentan debido a piezas dentarias mandibulares.
Cuando están asociadas a incisivos mandibulares, pueden drenar por el mentón, debajo de éste o en la cara anterior del cuello.
En el caso de que el origen sea un premolar o una molar mandibular, el drenaje se puede presentar a nivel del cuerpo mandibular o en las caras laterales del cuello o en la región inferior auricular.