SIDA
Y ODONTOLOGÍA
SIDA
significa Síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Aunque puede llevar muchos
años, virtualmente todas las personas infectadas con VIH contraen el SIDA.
El
SIDA es una colección de síntomas causados en su mayor parte por infecciones que
ocurren como resultado de la infección por VIH. Este conduce eventualmente a la
muerte.
Cuando
una persona ha sido infectada con el VIH este ataca gradualmente el sistema de
defensa del organismo humano.
Por
consiguiente, una persona infectada con este virus pierde poco a poco su resistencia
y no puede luchar contra otras infecciones.
De
este modo, gérmenes que son relativamente benignos, por ejemplo, los causantes
de la candidiasis, pueden provocar infecciones mas graves en la persona infectada.
El
individuo afectado por el síndrome aborda en sí una complejidad propia de su
situación de salud particular.
Puesto
que requiere atención multidisciplinaria con el fin de garantizar la mejor
calidad de vida posible.
Dentro
de ello, está la atención odontológica entendida
como el momento en el cual una persona recibe atención a sus problemas de salud
bucal.
Los
que son resueltos o se ve envuelto en intervenciones derivadas de la
multicausalidad diagnóstica de su situación bucal.
Cabe
anotar que de ella se generan múltiples relaciones con el profesional de la
salud bucal, que involucra además, auxiliares de salud oral y técnicos
dentales.
La
única manera en que puede transmitirse el VIH durante el tratamiento dental es cuando
se entra en contacto con la sangre del individuo infectado.
Para
proteger a todos los pacientes y a todo el personal del consultorio, su
odontólogo adoptara los métodos necesarios para evitar la contaminación.
Los
odontólogos siguen rutinariamente normas de higiene y de control de la infección
o “procedimientos obstaculizantes”, para prevenir la transmisión de la infección
durante el tratamiento dental.
La
limpieza y la esterilización a fondo de los instrumentos, superficies, y todos
los implementos en general.
El
uso de artículos descartables, como guantes, agujas para la anestesia local,
son lo medios que emplea el odontólogo durante su trabajo para proteger a los
pacientes.
“La
información” que los pacientes tienen acerca del VIH/SIDA muy a menudo proviene
de lo que leen en la prensa o ven por televisión.
A
veces no están realmente muy informados acerca de los relativamente pequeños riesgos
que pueden correr durante el tratamiento dental de contraer el VIH.
Para
la mayoría de los pacientes es suficiente saber y estar seguro que su
odontólogo tiene una política bien establecida y organizada para controlar la
infección.
La
atención y tratamiento dental son aspectos esenciales y muy importantes de la salud
y el temor de contraer el virus debe ser juzgado dentro de ese contexto.
Su
odontólogo sabrá responder a sus dudas y preguntas sobre todo lo relacionado
con el tema VIH-SIDA y la odontología y las medidas que él toma en su
consultorio con respecto a las infecciones cruzadas.
El
ingrediente principal en las buenas relaciones con los pacientes es la confianza.
Un
programa regular de odontología preventiva para reducir la necesidad del tratamiento
dental extenso, también será beneficioso.
El
control infeccioso no solo beneficia directamente a los pacientes, sino a los acompañantes,
personal auxiliar, asistentes dentales y al personal profesional.
Indirectamente
los beneficios se extienden hasta los familiares y contactos personales de los
que laboran y visitan los laboratorios y consultorios dentales.
El
control de la infección cruzada evita ser contagiado o ser el que contagia.
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