BRUXISMO Y TERAPIA DE MODIFICACIÓN DE
CONDUCTA
El bruxismo es una parafunción mandibular persistente que consiste
en el frotamiento y rechinamiento dentario sin propósito funcional, produciendo
el desgaste de las piezas.
Su principal desencadenante se sitúa en el plano psicológico
aunque las repercusiones se extienden al plano de la odontología.
El diagnostico precoz de esta parafunción es nuestra mejor defensa
para poner freno a este hábito que puede llegar a producir fracturas dentales,
dolores musculares y articulares.
Se desconocen las causas del bruxismo, aunque se cree que son
varios los factores que lo pueden desencadenar, entre ellos el estrés, alguna
alteración del sistema nervioso, una mala alimentación, alguna alergia e
incluso la presencia de parásitos intestinales.
Al parecer también las drogas y el alcohol tienden a incrementar
su incidencia.
En ciertos casos el bruxismo se relaciona con el desarrollo de los
niños; algunos rechinan los dientes porque las piezas superiores e inferiores
no se encuentran alineadas de forma adecuada.
Otros lo hacen como reacción a un dolor de oídos o al dolor
provocado por el brote de un nuevo diente.
El bruxismo es común en los niños hiperactivos.
Los niños que "rechinan" los dientes, generalmente dejan
de hacerlo durante la adolescencia.
En cambio, el bruxismo en los adultos puede durar por tiempo
indefinido, llegando a rechinar los dientes incluso estando despiertos, durante
el trabajo o en momentos de estrés.
Las consecuencias del bruxismo pueden incluir la simple
hiperestesia dental (sensibilidad excesiva de los dientes porque la dentina
queda al descubierto debido al desgaste).
Desequilibrios importantes en la articulación temporomandibular
(ATM).
Problemas para deglutir, movilidad dental y pérdida del diente.
Estas consecuencias deben ser tratadas por un odontólogo pero las
causas que las originan deben ser evaluadas por un psicólogo.
El comportamiento bruxópata supone una hiperactividad de algunos
músculos maseteros y temporales que puede conducir a la hipertensión de los músculos
de la nuca y el cuello.
La consecuencia más inmediata de todo ello es el dolor facial e
incluso problemas en las cervicales y en la espalda.
Otras manifestaciones derivadas son vértigos, mareos y
alucinaciones acústicas.
El bruxismo es un hábito involuntario, por lo que en este caso no
se puede hablar de prevención sino de diagnóstico precoz.
Detectado a tiempo el problema hay que tratar al paciente mediante
la colocación de una férula de descarga que se utilizará durante la noche y en
algunos casos durante el día.
Si el paciente presenta dolores persistentes y fuertes se pueden
prescribir relajantes musculares y fármacos para controlar la ansiedad.
Las férulas pretenden una relajación muscular con el consiguiente
reposicionamiento condíleo.
Su mecanismo de acción permanece controvertido.
La efectividad terapéutica mostrada hace que su utilización sea
amplia aunque algunos autores la cuestionan..
Las férulas de descarga presentan problemas derivados
principalmente de la dificultad para la fonación normal lo que obstaculiza la
adecuada relación social de los pacientes.
El obturador nasal transicional es una propuesta alternativa o
complementaria a las férulas de descarga como tratamiento de las parafunciones
desde el punto de vista psicológico mediante la aplicación de terapias de
modificación de conducta.
Se trata de un sencillo dispositivo que han normalizado en tres
tamaños o tallas estándar para simplificar su uso por profesionales y
pacientes.
Esta motivará en un corto espacio de tiempo una modificación de la
conducta
bruxómana y una reeducación a la normalidad oclusal, con el
beneficio consecuente para la salud oral.
La terapia de modificación de conducta ha sido utilizada
ampliamente en el tratamiento de hábitos patológicos y es considerada por los
psicólogos clínicos la técnica más exitosa hasta el momento.
Observación conductista: el bruxismo, apretamiento y/o
rechinamiento, es una conducta patológica no presente en respiradores bucales.
La obstrucción de las vías nasales como estímulo provoca una
respuesta, la respiración bucal, y ésta anula la parafunción.
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