PACIENTES ESPECIALES EN ODONTOLOGÍA
Primero debemos aclarar que en odontología se considera paciente “especial”
a todo aquel que padece algún tipo de discapacidad mental o física.
La diferencia en la atención está dirigida a las maniobras que
debemos realizar para la atención de los mismos, sean éstas de contención
manual o bien en casos más severos con sedación.
Desde el punto de vista odontológico, las maniobras son
exactamente las mismas, una diferencia fundamental es la motivación que muchas
veces se hace más dificultosa y las sesiones pueden requerir de más tiempo.
Las personas discapacitadas presentan un desafío y requiere
preparación especial antes que el odontólogo y su personal puedan brindarles
una atención aceptable.
Parálisis cerebral
Incluye a un grupo de trastornos no progresivos de los centros y
vías motoras del cerebro.
El paciente es débil y está impedido de realizar muchas funciones
motrices.
También puede haber retardo mental, ataques y otros trastornos
emocionales.
Los pacientes con parálisis cerebral presentan muchas
complicaciones en la atención odontológica, incrementados en casos de retardo
mental por problemas de conducta.
Además los posibles trastornos del habla pueden tornar difícil y
hasta imposible la comunicación con el odontólogo.
Epilepsia
La epilepsia es un trastorno convulsivo caracterizado por ataques
de inconsciencia o conciencia parcial, y a menudo, espasmos musculares.
Los pacientes epilépticos suelen mantenerse con drogas
anticonvulsivas para reprimir los ataques.
El odontólogo debe conocer las drogas ingeridas por el paciente, y
debe tener ciertas precauciones en caso de que un paciente experimente un
ataque.
No tratar de detenerlo o revivirlo, no restringir los movimientos
del paciente, y no forzar las mandíbulas apretadas, pero controlando la
respiración del paciente.
Retardo mental
Retardo mental es sinónimo de subnormalidad y deficiencia mental.
Las causas incluyen traumatismos del sistema nervioso central,
pautas culturales familiares, irradiaciones fetales, malnutrición, síndromes
genéticos, etc.
El nivel de retardo va desde los educables y adiestrables, ambos
pueden tener un dominio de su salud personal, y no adiestrables, quienes
necesitarán una continua supervisión.
Sordera
La persona que padece sordera puede ser un buen paciente.
Algunos necesitan especial preparación, pero su habilidad para
descifrar las palabras a través de los labios del interlocutor, o palabras
impresas, es generalmente muy buena, posibilitando la recepción de información.
Generalmente los niños con esta patología se encuentran
estrechamente vinculados con sus padres o con su maestro.
En esos casos es útil la presencia de ellos en el consultorio para
actuar como interlocutor e intérprete entre el paciente y el odontólogo.
Ceguera
Los niños ciegos requieren una especial preparación para superar
su discapacidad.
Generalmente el paciente ciego no plantea problemas para el
odontólogo.
Sin embargo deberá ser muy cuidadoso de explicar todo lo que se
realizará y disminuir los ruidos alarmantes.
Los distintos sonidos deben ser descritos al niño con anterioridad
a la utilización del instrumental que los producirá.
Autismo
El autismo incluye retardo mental, escasa capacidad para el
lenguaje y fragilidad emocional, muchos presentan además trastornos
convulsivos.
El niño autista plantea un problema en el manejo odontológico, sin
embargo los niños con una extensa preparación terapéutica pueden ser aptos para
la experiencia.
Hiperactividad
Significa actividad incrementada o excesiva.
Un niño hiperactivo tiene una conducta exacerbada, ajuste
dificultoso a las circunstancias sociales, y nerviosismo.
Estas características causan dificultades en la atención
odontológica por la difícil cooperación del paciente.
Se recomienda que durante la primera visita se
realice una evaluación de la capacidad del paciente para cooperar, un examen
bucal, historia clínica y recomendaciones de los padres.
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